Situado en la desembocadura del Hérault, el pequeño puerto pesquero de Grau d’Agde experimentó su mayor desarrollo durante la primera mitad del siglo XX. Desde entonces, el pueblo ha encontrado su equilibrio entre tradición y modernidad. Conserva su autenticidad y combina sus costumbres y actividades pesqueras tradicionales con las de la hospitalidad y el ocio.
Con playas, tiendas, servicios y un mercado diario en verano, es fácil encontrar lo que se busca, y seguro que caerá rendido a los encantos de un ambiente colorido y familiar.