La terminación flameada le aporta a nuestro material un aspecto rugoso, vítreo y muy natural.
La piedra adquiere una textura áspera con suaves relieves en forma de minúsculos montículos y depresiones, cuya alternancia riza la superficie de nuestra piedra eliminando casi en su totalidad el riesgo de deslizamiento.
El acabado flameado conlleva la modificación de las propiedades de la superficie de la piedra mediante la aplicación directa de una llama incandescente que produce que su superficie exterior se escame y ondule debido al estallido de pequeñas porciones del material por la elevada temperatura del tratamiento.
Usos recomendados
- Paredes interiores
- Paredes exteriores
- Suelos exteriores
- Fachadas
- Adoquines
- Mobiliario urbano